Pssss… ¡Recuerda que te vas a morir!

Por celebrarse ayer el día de los muertos, te recuerdo que, lo único que tenemos ganado, en esta vida, es la muerte.  Desde el día que nacemos, vamos encaminados a morir. Somos como lo que dicen de los carros nuevos…  una vez que salen de la agencia, se empiezan a depreciar.  Es decir, el día que nacemos, empezamos a envejecer.
 
No sabemos el día y la hora en la que esto va a ocurrir, ni cómo va a suceder, pero tampoco nos creamos la conciencia de que no cumplimos años… cumplimos días.  Depende de nosotros el cómo vamos a celebrar ese maravilloso regalo de vida que nos da el Creador diariamente… Dime, ¿cómo vas a celebrar tu “cumpledía”?

Cada día de tu vida va encaminado a tu muerte, entonces… si hoy no moriste, ¿para qué sigues quejándote?; ¿para qué te lamentas del regalo de vida que, diariamente, te da el Creador?; ¿para qué te generas tanto sufrimiento innecesario y malgastas tus horas del día en imaginar lo que, a lo mejor, tal vez, “pueda” suceder mañana y que taaaaaaaal veeeeeeeez te haga sufrir?; ¿Para qué te sigues regodeando en lo que pasó?; ¿Para qué malgastas horas maravillosas de tu día en generarte resentimiento, sufrimiento, rencor e ideas de venganza… si el único que lo siente y lo sufre eres tú?

Realmente ¿crees que vale la pena que malgastemos nuestro día con dramas constantes?… ese día que, según como decidamos verlo, puede ser maravilloso, lleno de paz y Amor Incondicional.  Ese día en el que, en vez de ver solo su lado negativo, también nos demos la oportunidad de ver su lado positivo.

He dicho anteriormente que vivimos en un planeta al que creemos dual, es decir, hay bueno y malo.  Bueno, debido a esa ley, en nuestro día se nos pueden presentar cosas malas, pero también cosas buenas.  Si sólo le damos valor a las cosas malas, pues nuestro día va a ser negativo.  Quiero ponerte un ejemplo de lo que es valorizar tu día.  Imagina que vas en la calle y alguien te ve muy feo: ¿eso, que genera en ti? ¿te ha pasado que una situación como esa te pone de malas y te es muy difícil mejorar tu día? Ahora, imagina la situación contraria… el que alguien, en la calle, te brinde una sonrisa ¿mejora tu día, de tal manera que, nada ni nadie puede arrebatarte tu bienestar?... ¿verdad que no? Esa alegría es momentánea y vuelves a dejar que tus pensamientos (preocupaciones, pendientes, trabajo, responsabilidades, etc.) guíen tu día.  ¿Te fijas cómo, tan fácilmente, le damos poder a la mentalidad negativa?

Le damos más valor a nuestros miedos (sufrimiento, resentimiento, ansiedad, angustia, temores, ira, rabia, ego, apego, rencor, etc.) que al Amor (aceptación, compasión, desapego, confianza en Dios, fluir, consciencia de lo que es vivir… presente, aquí y ahora, de la mano del Creador).

Obsérvate, convierte en un hábito, el tomar consciencia de tus pensamientos para dejar de darles valor a los que realmente no lo tienen. 

Si lo vemos del modo más simple, venimos a morir… lo que hacemos en el trayecto del viaje a nuestra muerte, es nuestra decisión.  ¿Qué tal si decidimos realmente confiar en Dios?  ¿Qué tal si decidimos de manera consciente agradecer a Dios?

Cuando confiamos plenamente en Dios, nuestro trayecto es más ligero… vivimos en compasión, es decir, tomamos consciencia de que nuestro trayecto por esta vida depende de lo que decidimos hacer con lo que pensamos, con lo que sentimos, dejamos de ser primitivos.  Ser primitivos es permitir que nuestros pensamientos tengan total y absoluto poder en lo que sentimos, sin consciencia, por lo que le damos valor imaginario y erróneo.  Los “Y si” futuristas son extremadamente valiosos, nos restan confianza, nos hacen débiles y nos generan ansiedad… por ejemplo: Y si me corren del trabajo, ¿qué voy a hacer?  Y si no puedo volver realidad mis planes, ¿qué voy a hacer? Y si me quedo sol@ ¿qué voy a hacer? Y si no soy buen padre ¿Qué voy a hacer? Y si me enfermo ¿qué voy a hacer? Y si me rechaza ¿qué voy a hacer? Y si no puedo ¿Qué voy a hacer?... Y los “Y si” pasados, que lo único que hacen es deprimirnos: Y si hubiera hecho, Y si hubiera dicho, Y si hubiera reaccionado, Y si hubiera evitado, etc.

Ninguno de los “Y si” tienen valor positivo, solo nos restan vida.  Nos restan fuerza, nos hacen sentirnos sin valor, ya que nos estamos autorrechazando, victimizándonos de situaciones que ya pasaron o que aun, ni siquiera, sabemos que vayan a suceder. 

Entonces, ¿Hasta cuándo te vas a restar vida? ¿Cómo va a ser tu trayecto hacia la muerte?  ¿Siendo víctima de ti o siendo un ser lleno de plenitud? Consciente de que tu vida es un vaivén de emociones, positivas y negativas, de las que tienes absoluto conocimiento y, por lo cual, sabes cómo cambiar tu vibración cuando sea necesario.  ¿O vas a seguir con la estrategia de: No sé que tengo, no sé cómo sanar esas emociones, no sé cómo perdonar, no sé cómo perdonarme, no sé cómo amarme, no sé cómo amar a Dios… NO SE COMO VIVIR EN AMOR?

Corazón, el miedo no se domina, no se olvida, no se deja guardado en el último rincón de nuestro subconsciente, tampoco se puede eliminar… el miedo se reconoce y se acepta que forma parte de nosotros.  Al miedo, una vez que lo conocemos, nos damos cuenta que no es tan grande como creíamos y, cuando eso sucede, deja de tener valor para nuestro ser espiritual, por lo que cada vez que se para en frente de nosotros, tenemos la fortaleza espiritual como para dejarlo, salir sin que nos afecte demasiado y el tiempo que nosotros le demos, porque una vez que reconocemos que nuestros miedos, son solo nuestras propias limitaciones, es mucho más comprensible, fácil y aceptable nuestra consciencia de conexión al Amor del Creador.

El amor de Dios se siente… se deja entrar sin restricciones.  Permite que tu corazón se inunde del Él.  Simplemente cierra los ojos, pon tus manos en tu corazón y dile:  Amado Padre, Creador de Todo lo que es, desde este momento rindo mi vida a ti, permito que me guíes, dejo a un lado mi ego, mis miedos, mis dudas y permito que sea tu Amor Incondicional quien hable por mí, quien piense por mí, quien reaccione por mí, porque sé que tu Amor, puro y divino, hará de mi un ser humano compasivo, agradecido y amoroso conmigo y con todo lo que me rodea.  Agradezco Padre Amado el sentirte en mi corazón en mis momentos de duda, de temor, de miedo y, que, a través de ese glorioso amor, todo lo que me victimiza pierde poder y es solo TÚ Amor Incondicional lo que mi consciente, subconsciente y presente reconocen como mi forma de vida.  GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS porque sé que, hecho está.

Toma la decisión de quitarle valor a tus miedos, para que empieces a vivir.  Deja de ir con los ojos cerrados hacia la muerte.  Abre los ojos de tu alma, acepta que, hasta ahora solo has sido víctima de ti.  Empieza a ver al mundo de otra forma, de otro color, observa todas las posibilidades, no solo las de sufrimiento.  Disfruta tus aciertos y tus desaciertos.  Deja de buscarle las 5 patas al futuro y vive el presente, porque, recuerda… ¡Igual te vas a morir!

Como siempre, es un placer que nos encontremos semanalmente en este camino que recorremos juntos en Amor Incondicional.
Nos leemos la próxima semana.
LO SIENTO... por las memorias de sufrimiento que comparto contigo.
PERDÓNAME... por haber unido mi camino al tuyo para sanar.
TE AMO... por ser quien eres.
GRACIAS... porque estás aquí para mí.

Mirtha Vásquez


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