Reconoce tu Vací@

La última vez que escribí algo, con la intensión de publicarlo, fue el 09 de febrero de 2018.  Escribí sobre el drama y cuando terminé, lo único que pensaba era, ya no tengo nada que decir… Y así, como puedes ver, pasaron muchos meses… ¡ y una pandemia entera!

Pero resulta que, últimamente, ha rondado en mi cabeza una idea... algo que no quiero que se quede solo en las terapias que doy.

En estos 3 años de silencio he aprendido y desaprendido tantas cosas, he dado pasos al frente y me he devuelto para entender esos mismos pasos y confirmar mis decisiones, malas o buenas.  He desconfiado de mi tanto como confío en quien soy.  He entendido que en mi vida decido yo, aunque le eche la culpa a otros, al universo… a Dios!  Me he preguntado el porque y el para que de lo que vivo y, muchas veces, no he obtenido respuestas.  He reconocido algunas de mis fortalezas y debilidades, consciente de que me queda un mundo por conocer dentro de mí.  También he pasado por esos momentos en que me he reclamado seguir “colgada” al miedo de mis padres, de mi linaje y no poner un poco más de mi para sanar esos patrones.

Y, en todo ese proceso, he llegado a una conclusión que quiero compartir contigo… Los seres humanos somos seres de vacíos… si, SERES DE VACIOS.

Llegamos vacíos para aprender, para crecer, para sanar, para evolucionar… y todos, absolutamente todos, aprendemos… algunos desde el dolor profundo y otros no… pero nadie se va de aquí sin aprender.

El detalle es que creemos que “tenemos” que llenar esos vacíos y vamos creciendo con la idea de que dichos vacíos hay que llenarlos afuera.

Afuera… con el amor de alguien más, con la atención de alguien más, con lo material, buscando justicia, buscando igualdad, conocimiento, sabiduría, filosofía… Sin reconocer que solo tenemos la “necesidad” de demostrarle al mundo que no estamos vacíos.  Somos incapaces de decirnos la verdad de lo que hay adentro de cada uno. 

Somos incapaces de experimentar y hablar de nuestros miedos porque creemos que eso nos hace débiles y no nos damos cuenta de que somos tan frágiles que no somos capaces de reconocernos como seres viviendo un presente lleno de pasado y futuro.  Colgados de “lo que no me dieron” y “lo que no puedo lograr”, con el alma llena de barreras vacías hechas de autodesconocimiento.  Incapaz de reconocer que estoy vacía, llena de miedos, buscando incansablemente la felicidad ficticia que me vende la sociedad.

Si, nacimos vacíos, de amor propio, de autoestima, de libertad, de confianza… y vamos creciendo disfrazándolo de orgullo… de egolatría.  Defendiéndonos de todos para que no vean nuestros vacíos y no salir "heridos".  Entonces, abandono para que no me abandonen, rechazo para que no me rechacen, humillo antes de que me humillen, saliendo afuera a defender al mundo porque yo no me se amar tal cual como soy, y entonces necesito ver justicia… afuera.

Sin reconocer que estoy vacía de mí misma… sin reconocer lo que me duele de mi misma, lo que me frustra de mi misma, lo que odio de mi misma.  Sin sentarme a hablar con esa parte de mí, porque le tengo miedo.  Y entonces solo voy por la vida distrayendo mis vacíos, esperando la muerte.

Y entonces, a que carajos vine???  Vine a reconocer mis vacíos, a darles nombre… a entender que nadie, solo yo, los puede llenar y, para llenarlos, necesito entender que soy un ser de luz viviendo una experiencia de miedo y esos miedos jamás van a ser más grandes que mi luz.

Creemos que nuestros vacíos son gigantescos y diferentes a los de los demás… Creemos que somos los únicos que sufrimos de esa manera porque lo que vemos afuera son las máscaras de “bienestar” de los demás y creemos que todos están bien, menos nosotros.  Creemos que a nosotros no nos tocaron las “bondades de la vida” (más dinero, fama, felicidad, etc.) y por eso no estamos “completos”, cuando lo único que no has tocado es tu ser, profundo, sabio, vulnerable y compasivo.

Te invito a dejar a un lado el fantasma de ti, que te llena de cargas externas, de emociones castrantes, de creencias disfrazadas de culpables.   Viniste a ser un humano, simple y sencillamente… Tu misión es escucharte, conocer tu sombra y tu luz y entender que eres uno con todo eso.  Viniste a reconocer que no tienes que “buscar”, ni aferrarte a nada.  Viniste a valorar cada una de tus experiencias, viniste a valorar tu alma, reconociendo lo que duele pero sin que te gobierne, es decir, valora lo que te duele pero reconoce que tu vida es más que eso y que no vinimos aquí a regodearnos en el sufrimiento sino a reconocernos como parte de un todo, hijos del universo que transforma todo a su paso y que si, hasta ahora, no te has transformado de la manera positiva que quieres, es porque le has prestado mucha atención a no soportar quién eres, porque te has criado con base a los conceptos que le has creído a la sociedad. 

Valora tus vacíos porque de ellos has aprendido toda tu vida, el secreto está en no quedarte mucho tiempo en uno de ellos, porque terminas creyendo que es lo único que hay a tu alrededor y adentro lo único que haces es defenderte de ese dolor punzante que genera el sentimiento de soledad.  Alumbra tus vacíos y te darás cuenta que no son tan profundos… solo estas viviendo de acuerdo al patrón que aprendiste, en el que “tienes que sufrir” porque es lo que le corresponde a la experiencia vivida.  Alumbra tus vacíos y te darás cuenta que solo es aprendizaje interno, profundo, amoroso y muy personal… y solo tú decides cuando salir.

Te invito a reconocerte dual para vivir sin dualidad… porque no estas dividido entre oscuridad y luz… eres un ser con aprendizajes variables que lo llevan a un mundo de emociones que, si las dejas llegar, las entiendes, las abrazas y las liberas... simplemente aprende, crece y evoluciona.

LO SIENTO... por las memorias de sufrimiento que comparto contigo.
PERDÓNAME... por haber unido mi camino al tuyo para sanar.
TE AMO... por ser quien eres.
GRACIAS... porque estás aquí para mí.

Mirtha Vásquez



 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Drama

Edúcate