Decisiones

Toda nuestra vida está basada en decisiones.  Si, buenas y malas decisiones, según el tipo de sociedad en la que vivamos, según nuestra forma de criarnos.  Mientras nuestra vida va corriendo, vamos etiquetando nuestras decisiones, por lo que, mientras que, para ti fue una mala decisión ir a ver al cine una película que no te gustó, para muchas personas pudo haber sido lo contrario.

En conclusión, realmente, el valor positivo o negativo de nuestras decisiones se las damos nosotros… y nosotros, por “experiencia” podemos “ayudar” a otras personas a tomar sus decisiones.

Ahora bien, según tú, ¿cuántas malas decisiones has tomado?, ¿cuánto te has equivocado?, en realidad ¿tus malas decisiones han tenido una influencia negativa en tu vida? o más bien es la energía de victimización social la que ha hecho que le des esa importancia novelezca a tus decisiones.

Y es que es tan grande la necesidad de drama de nuestra sociedad, que hasta amar es una mala decisión… ¡so sad!  Nos la vivimos con las emociones amarradas en el pecho por miedo a tomar una mala decisión. 

¿Si te has visto reflejado en algo de esto?

Bueno, creo que la decisión más grande que tomamos es la de venir a este planeta a sanar nuestras emociones para evolucionar como almas.  En ese momento, tenemos la certeza de que Dios siempre está con nosotros, por lo que, consideramos que va a ser muy sencillo hacer todos los cambios que nuestra alma requiera.  El detalle es que, a medida que vamos creciendo, nos vamos dejando llevar, primero por los miedos culturales, generacionales y sociales que dominan a la humanidad, (toma conciencia de que todos estos miedos vienen generados por el miedo a morir, y que es, por medio de este miedo, que los líderes de la sociedad han podido generar miedos colectivos) y segundo por nuestros propios miedos que no son más que los miedos colectivos que hemos tomado como propios y que nos ayudan a generar nuevos miedos personales.  Miedos que llegan a nosotros a medida que vamos abandonando la certeza de que Dios siempre está con nosotros, repito… ¡so, so sad!

¿Qué pasaría si, de ahora en adelante, tomamos la decisión, real y consciente, de aceptar que, todo lo que me traba es gracias a mis miedos, y que esos miedos (todos míos) son los que hacen que yo me genere situaciones para, principalmente reconocer que Dios siempre está conmigo y aprender a evolucionar como alma que, es a lo que vine? ¿Qué pasaría si tomamos la decisión consciente de reconocer que Dios no tiene nada que ver con mis decisiones, o con la vida que me tocó vivir? ya que, reconozco que, primero: Dios no castiga, porque Él es Amor… segundo: Gracias al libre albedrío, Dios no se mete en el como yo decido vivir mi vida, ni se metió a la hora de escoger el país, la familia, los amigos y el estilo de vida que decidí vivir. ¿Qué pasaría si dejara de ver dramas pasados o por venir en mi vida y empiezo a solucionar mi presente a través de la certeza de que el Amor de Dios es todo lo que necesito para que mis miedos dejen de decidir por mí y que sea por medio del Amor Infinito de Dios que yo genere mis decisiones?  

Como te he dicho, en publicaciones anteriores, puesto que vivimos en un mundo dual, el miedo no se acaba, el miedo no desaparece, el miedo no lo elimino ni lo “domino” … al miedo lo acepto, lo conozco y lo reconozco en mí.  Esto me permite quitarle valor, porque, generalmente, cuando nos damos cuenta cual es la raíz de nuestros miedos, reconocemos que es prácticamente imaginaria, o por algo que nos dijeron o escuchamos en algún lado, la razón de ellos.  Es por esto que, cuando nos conocemos, nos damos cuenta de que fuimos nosotros los que, a través de nuestros miedos, fuimos perdiendo la certeza de que Dios siempre está con nosotros y que nuestra vida, gracias a su Amor, es hermosa, merecida, glorificada y llena de amorosos aprendizajes… Y nos damos cuenta que, al conocer a nuestros miedos, cada vez que aparecen, se cómo reaccionar y, por consecuencia, ellos dejan de tomar decisiones por mí y, si por casualidad lo permito, tomo consciencia de esto y puedo cambiar mi decisión, si así lo quiero.

Corazón, no es malo tomar decisiones basados en nuestros miedos… lo que es recomendable evitar es que TODAS NUESTRAS DECISIONES Y, POR CONSIGUIENTE, NUESTRA FORMA DE VIDA SEA BASADA EN NUESTROS MIEDOS. Por lo que te invito a conocerte, a reconocer tus miedos y sanarte para que, de esta manera, les quites valor y que el rumbo de tu vida se encamine hacia el camino de las decisiones basadas en la certeza de que Dios jamás te ha abandonado, siempre está contigo… y que, si sientes que alguna de tus decisiones fue errada, no lo veas desde el drama, sino desde la oportunidad del aprendizaje generado y sigas adelante sin avivar el miedo.

Como siempre, es un placer que nos encontremos semanalmente en este camino que recorremos juntos en Amor Incondicional.
Nos leemos la próxima semana.

LO SIENTO... por las memorias de sufrimiento que comparto contigo.
PERDÓNAME... por haber unido mi camino al tuyo para sanar.
TE AMO... por ser quien eres.
GRACIAS... porque estás aquí para mí.


Mirtha Vásquez


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