Imagina, Sueña, Cree... ¡Crea!
A lo mejor, después de haber leído varias de mis publicaciones, creerás que soy una soñadora. Una loca más que ha sido envuelta por esta new age, este mundo zen, tan a la moda últimamente. Habrás pensado que muchas de las cosas que escribo son imposibles de realizar, que es pura fantasía. Que te vendo un Dios idealizado, inexistente y metafórico. Que vivir es otra cosa, y no solo por tus experiencias sino también porque has visto el sufrimiento en los que te rodean. Y llego yo, descaradamente y sin ningún tipo de propiedad a dibujarte el cielo en la tierra… que ilusa. ¿Qué se yo de tu dolor? ¿Qué se yo de tus pérdidas? Qué fácil es para mí esbozar sueños.
Pero, ¿sabías tú que los cambios más grandes que ha habido en el mundo han sido gracias a los sueños? Incluso en la biblia, los mensajes más grandes llegaron en sueños: Mientras él (José) pensaba en esto, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo (Mateo 1:20)
El detalle es que, en algún momento de nuestra evolución dejamos de creer en los sueños, dejamos de ver la magnificencia de Dios. Tuvimos la necesidad de racionalizar todo… “ver para creer”. Le dimos más valor a calcular las decisiones y desvalorizamos a nuestra intuición… porque la vida no es fácil, no es un juego y hay que tomársela con seriedad.
Ahora imaginemos, por un momento, que lo que hoy vemos como “vida real” no es más que el resultado de dejar de creer en los sueños, en la intuición.
Y no estoy hablando del sueño generado a la hora de dormir. Hablo de todas aquellas ideas, pensamientos, emociones y sentimientos que hemos dejado a un lado por miedo a no ser racionales y a no cumplir con los estándares que hemos creído y creado a lo largo de nuestra vida.
Llenamos nuestra vida de cosas por cumplir, de metas materiales, de buscar todo afuera, porque adentro lo único que hay son problemas, dolor y tristeza.
Y nos metemos en esta “moda espiritual” para seguir buscando afuera. Buscamos y buscamos a ese maestro espiritual que nos va a dar la “clave para ser feliz”. Esa llave, que de la noche a la mañana va a eliminar todo el dolor… ¿Ya la encontraste? Porque yo no.
Visualiza esto: Una persona llena de traumas que va a cursos espirituales buscando salir del hoyo en el que se encuentra (ya está cansada de tanto dolor). Porque todos los que la rodean le han hecho daño. Ya ha leído varios libros de autoayuda que no le han ayudado mucho porque no sabe como va a aplicar lo que ahí le dicen. Y resulta que en el curso lo que le enseñan es que esas personas no tienen nada que ver con su sufrimiento. Que es ella la que le ha dado el poder de dañarla. Y le enseñan a “trabajar” ese dolor para limpiarse de esos traumas. Mientras está en el curso siente que, si puede, porque tiene la compañía de gente que tiene la misma sensación que ella y entre todos colaboran para sentirse mejor. Y le dan herramientas para que pueda salir adelante. Pero, sale del curso y la vida es la misma… las personas no desaparecieron… A mí también me paso. Porque aquí el detalle no está en lo mágico que pueda ser el maestro. Lo importante está en que cuando buscamos este tipo de salida, al principio, lo hacemos por cansancio y no por decisión. Está de nuestra parte abrir los ojos y tomar la decisión de hacer cambios. Porque las personas o las situaciones que creemos nos hacen daño no van a desaparecer, simplemente tomamos la decisión de dejar de verlos con la misma intensidad que los vemos hasta ahora y a esa intensidad la cambiamos de lugar y la llevamos a nuestro interior y la volvemos Amor… y ese amor nos deja ver claro. Y Dios se vuelve real, palpable, constante. Y nos damos cuenta que lo importante no son las personas, el dolor, los traumas… sino el Amor Incondicional que nos podemos dar y que Dios nos da. ¡Y resulta que la llave si existe! Pero no es mágica, es simplemente una labor de crecimiento constante en nosotros, un reencuentro interno con Dios. Que nos devuelve la creencia en los sueños, en la intuición. Por lo que nos permitimos ver al mundo desde los ojos del Creador.
Hay una canción de Jesse J que dice: Esta bien no estar bien. No te estreses si en este momento crees tus problemas no tienen solución. Aquí lo interesante es que tomes la decisión de verlos con otros ojos y le des valor a las llaves que has recibido en los cursos, en los libros o en las terapias que has recibido.
Mi papá fue el primero que me entregó una llave muy valiosa, a la que no le di valor hasta que entre de lleno a trabajar en mí, te la regalo y espero que te sirva tanto como me ha servido a mí:
Los problemas solo nos presentan dos caminos a seguir:
Primero: ¿Tiene solución?... soluciónalo, o
Segundo: ¿No tiene solución?... ¿para qué te desgastas buscándola? Suelta y sigue adelante.
Así que toma las riendas de tu vida, cree en tus sueños y deja de buscar afuera lo que está dentro de ti. Que para encontrarlo es necesario que te conozcas, que te aceptes y que le des valor al Amor de Dios para desvalorizar tus miedos.
Recuerda que: Una pareja no te va a sanar internamente, simplemente te va a hacer compañía en este camino. Los hijos no van a llenar tu vida, simplemente son vidas que vienen a evolucionar y aprender de tu mano, más no de tu experiencia sino de las de ellos. El trabajo, el dinero y los logros materiales no son la base de nuestro crecimiento, solo son herramientas de este mundo para cumplir con estándares sociales. Todo esto nos ayuda a estar un poco más cómodos en el mundo que hemos creado, más no nos brindan felicidad. La felicidad la generamos cuando nos sentimos en paz con nosotros mismos, cuando dejamos de sentirnos solos aun estando rodeados de un mundo de gente. Mucha gente puede amarnos, pero si nosotros no sabemos cómo amarnos, si no nos conocemos, nada de eso tendrá valor en nuestra vida y sólo se convertirán en una carga emocional.
Así que te invito a imaginar y crear una vida diferente. Imagina que el Amor de Dios te rodea y acompaña a hacer cambios amorosos en tu vida todos los días, hasta que se haga costumbre y se vuelva realidad. Sueña y vuelve realidad tus sueños. ¡Vuela en tu interior! Amate, para que todo el mundo lo vea en tu exterior.
Decide por amor, y no por dolor o desespero, sanarte. Busca ayuda, medita y, como dice Santiago Pando, Creer es Crear… Crea cambios amorosos en tu vida, todos los días, creyendo en ti. Creyendo que el Amor de Dios siempre te acompaña.
Como siempre es un verdadero placer tu compañía. Nos vemos la próxima semana.
LO SIENTO... por las memorias de dolor que comparto contigo.
PERDÓNAME... por haber unido mi camino al tuyo para sanar.
TE AMO... por ser quien eres.
GRACIAS... porque estás aquí para mí.
Mirtha Vásquez
CREER ES CREAR (SANTIAGO PANDO)
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