Soledad...

¿Alguna vez te has sentido solo? ¿Le tienes miedo a la soledad? ¿Sabes lo que significa realmente la soledad?

Soledad es el nombre que le dimos los humanos a la incapacidad y al miedo de conocernos a nosotros mismos y a Dios.   Ese miedo ancestral que sentimos al alejarnos de Dios, que viene dado por nuestras dudas y autodesconfianza, por juzgar cada paso que damos y por la necesidad de llenar un vacío emocional que nadie sabe de dónde vino.  Por lo que vamos por la vida "buscando compañía" imaginaria, tratando de llenar ese vacío con familia, amigos, pareja, hijos, carrera, trabajo, dinero, casa, carro y pare usted de contar.

La educación de la humanidad, casi desde principios de la misma, está dominada por el miedo.   Por lo que también nos han inculcado el miedo a Dios para, supuestamente, acercarnos a él.  Pero esto, para lo único que sirvió fue para alejarnos, en todos los sentidos, porque, aunque vayamos a la iglesia, al templo, al salón del reino, a la sinagoga o a la mezquita, siempre vamos movidos por el miedo.  Si, ese miedo a equivocarnos, a pecar, a no cumplir, a no ser merecedor de la mirada y compasión de Dios.   De ahí viene el vacío, porque no aprendemos a acercarnos a Dios por amor, sino por miedo y la falta de amor nos deja un vacío emocional que nadie puede llenar.  Y ese vacío va creciendo con nosotros, y entre más miedos acumulamos, más nos alejamos y más grande es el vacío... y más solos nos sentimos.  Sí, así estemos rodeados de gente y amor externo, si no hay amor interno, sólo vivimos por vivir.  Vagamos por el mundo buscando ese "algo" que nos va a complementar, que nos va a llenar, que jamás nos va a dejar, porque todos, de manera subconsciente, creemos que Dios nos abandonó... cuando fue todo lo contrario.  Nosotros al aceptar al miedo por amor nos alejamos de Dios.

Pensemos en algo, para Dios, nosotros no estamos solos, porque Él está en tú corazón, en el mío y en el de todos.  Dios nos reconoce a cada uno de nosotros como sus hijos, sus herederos, sus príncipes.  Puede que le entristezcan algunas de nuestras acciones, pero jamás nos abandonaría.   Nos ama tanto que nos deja crecer y evolucionar a través de nuestras decisiones, por nuestras acciones, nuestros méritos, nuestros dones, nuestras equivocaciones.  Porque, para Él, lo más importante es nuestra Alma, que reconozcamos nuestro aprendizaje, que reconozcamos su Amor.

Cuando esto sucede el miedo pierde poder, y la soledad deja de ser más fuerte que el Amor.

¿Cómo lleno el vacío?  ¿Cómo reconozco mi amor interno? ¿Cómo reconozco el amor de Dios?

Primero reconoce que estas lleno de miedos: resentimiento, dolor, frustración, odio, ira, sufrimiento, rechazo, fracaso, pérdida, necesidad de reconocimiento, necesidad de competir para demostrar ser mejor, poner barreras a los sentimientos para no sentirse débil... necesidad de ser víctima, etc.

Segundo, acepta que vives en un mundo dual, acepta tu dualidad, es decir, te equivocas, pero también tienes dones.  

Tercero, deja a un lado las expectativas... si no te conoces tú, como te puedes jactar de que conoces a los demás.  No esperes nada de nadie, deja de confundir el apego y al ego con amor.  Deja de quejarte y dale poder al agradecimiento.

Cuarto, busca ayuda para quitarles poder a esas emociones.  Esto no quiere decir que van a desaparecer, ya que ellas forman parte de nuestra dualidad, más no tienen porque ser dominantes.

Quinto, por ahí he escuchado que la oración es manera en cómo el humano le habla a Dios y que la meditación es la manera en que Dios nos habla, así que, medita, Medita, MEDITA.   La meditación nos ayuda a reconocer a Dios dentro de nosotros, nos ayuda a llenar ese vacío, a amarnos a nosotros mismos.

Cariño, reconoce a Dios a cada instante de tu vida... Agradece desde que abres los ojos al amanecer, porque te estas brindando la oportunidad de alimentar tu Alma con nuevos aprendizajes en ese nuevo día.   

Haz partícipe a Dios de tu día a día, de los días de sol y de los días de lluvia y entenderás que Jamás haz estado solo, Dios siempre ha estado a tu lado, dejándote ser, dejándote crecer, pero siempre a tu lado, esperando que tú voltees a verlo.

Así que te invito a que te brindes la oportunidad de Amarte y Amar a Dios para que puedas Amar a otros sin miedo, que dejes la soledad humana a un lado y te vuelques por completo a tu autoconocimiento... Que el silencio sea solo para escucharte y escuchar a Dios.

Lo Siento, Perdóname, Te Amo... Gracias.









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