Juzga a tu prójimo como a ti mismo
¿Qué tanto te amas? ¿Cuánto te aceptas? ¿Sabes el verdadero significado del amor?
Todo lo que voy a exponer de ahora en adelante es solo mi opinión y tienes todo el derecho de no estar de acuerdo, ni pensar como yo. Pero, hoy te recomiendo, antes de seguir leyendo, servirte una taza de té o café… y vamos a escudriñar esto:
Empecemos por lo general, ¿Qué es el Amor?
Según la Real Academia Española, amor es:
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
Hasta el diccionario nos enseña a buscar el amor fuera… y solo lo conceptualiza como un sentimiento.
El amor es mucho más que eso. El amor es un impulso, una guía, el motor de todo, el principio y el fin de todo. El amor es la punta de la lanza de cada una de nuestras vidas.
Vinimos por amor, y no por el puro amor terrenal de nuestros padres… muchos están aquí sin haber sido deseados y son personas llenas de amor. Hablo del amor implícito entre cada uno de nosotros y Dios, ese amor completo, sano, perfecto e incondicional. Ese amor que hizo que tú y yo tomáramos la decisión de estar aquí… ese amor que está dentro de cada uno de nosotros y que, generalmente, no reconocemos.
Estamos aquí gracias al amor más grande, al que nos regala Dios y que por amor a nosotros mismos nos embarcamos en este viaje terrenal. Porque nos amamos tanto que decidimos venir a enfrentar nuestros miedos y a reconocer que somos más grandes que ellos, por ese amor a nosotros mismos decidimos venir a crecer espiritualmente.
Entonces, te preguntaras: si estoy aquí por amor a Dios y a mí, ¿por qué he pasado por tantas cosas negativas?, ¿por qué no puedo salir adelante?, ¿porque me siento atascado@? Bueno, primero porque hemos aprendido a darle más valor a nuestros miedos... como dije en la publicación anterior, nos acostumbramos a ser víctimas, si, víctimas de nuestros miedos y entonces reaccionamos de la manera más común y sencilla... ¡nos juzgamos y juzgamos a todos! Porque, subconscientemente creemos que jamás podremos derrotar nuestras debilidades y miedos, porque hemos aprendido a buscar el amor afuera y no dentro de nosotros y ¡oh! sorpresa, afuera no hay nada. No hay nada que nos haga sentir completos o suficientes. Afuera solo hay complementos, que nos regocijan por momentos y como al final nos damos cuenta que no es lo que nos "llena" terminamos juzgándolos, criticándolos y achacando todos nuestros miedos a las situaciones o personas que solo se presentan para ayudarnos a crecer, no para "completarnos".
Segundo, porque en esta nueva oleada de "espiritualidad" hemos sacado a flote mucho de esos miedos y no hemos tenido el valor de hacerles frente. Porque pensamos que al buscar ayuda (como también lo recomendé en la publicación anterior) pensamos que es el terapeuta, el psicólogo, el cura, el pastor o mi mejor amig@ el que tiene que solucionarme la vida, y vamos de sesión en sesión, de curso en curso, de conferencia en conferencia aceptando, de la boca para afuera, todo lo que nos dicen y diciéndonos a nosotros mismos: si es cierto, eso es lo que me hace falta o lo que tengo que hacer pero a la hora de tomar acción sobre nuestra vida llega nuestro ego y nos dice la frase que domina todo: No es fácil.
Pues te comento que si es fácil y lo sabemos. Lo principal es quitarle valor a nuestros miedos, deja de excusarte en tu pasado, en tu presente o en lo que crees que está por venir. Acepta tus errores y tus aciertos. Si te equivocaste, ¡qué bueno! porque lo sabes, ahora reconócelo y sigue adelante. Si has generado situaciones y personas que te han hecho sentir herid@, aprende a perdonar. El perdón viene del amor, y no del amor al prójimo, viene del amor a ti, del Amor Incondicional que sembró Dios en ti.
Acepta tu ego, ábrele la puerta y déjalo ir y venir sin miedo. El ego es solo un termómetro. Es el que nos indica las situaciones que enfrentamos que hay que llenar de Amor (Compasión, Serenidad, Aceptación, Fe, Perdón). El ego no es una guía, es solo un punto de referencia. Es como cuando vamos en busca de una dirección y nos paramos en una esquina y decidimos hacia donde dar la vuelta. El ego nos señala hacia donde están nuestros miedos.
Ahora deja de estar alerta a los miedos y empieza a estar alerta al amor... Reconoce la grandeza del Amor de Dios que hay en ti, Amate, Confía en ti. Pon tu amor a Dios y a ti de frente a tus miedos y empieza a poner en práctica todo lo que has aprendido o lo que estás aprendiendo.
A M A... y gracias nuevamente por estar aquí.
Pido al Creador que llene tu vida del amor incondicional que desde siempre han compartido tú y él... Que te permita verlo y reconocerlo cada día de tu vida.
¡Bendiciones!

Comentarios
Publicar un comentario