Año Nuevo... ¿Vida Nueva?
¿Realmente
estamos preparados para dejar el pasado atrás para soltar y empezar de cero
este año? ¿Si te has fijado que, al
finalizar cada año una de las cosas que nos proponemos es dejar lo pasado atrás
y esa es una de las primeras cosas que no cumplimos?
¿Por qué se nos
hace tan difícil dejar el pasado atrás? ¿Qué nos hace seguir cargando con
nuestras pesadas cargas emocionales cada año?
Bueno, antes de seguir, me
gustaría que tomes una o dos respiraciones profundas y te prepares para que tu
ego reaccione.
¿Alguna vez te has preguntado por
qué te cuesta perdonar? O ¿Por qué te ha tocado llevar una vida llena de
problemas y sufrimiento? O ¿Por qué te cuesta tanto soltar, olvidar, dejar ir?
La respuesta es muy sencilla,
aunque a mí me llevo algo de tiempo entenderla, pero siempre estuvo frente a mi
nariz.
Te la voy a decir para que la
vayas masticando mientras seguimos hablando… ¡Acércate a Dios, deja de temerle
y vive su amor… Ámate!
Ahora te voy a explicar porque no
perdonas, porque no olvidas… la respuesta también es simple… Porque no te
conoces, y, cuando no nos conocemos vivimos del miedo. No perdonas por miedo a sentirte débil, a
sentirte humillado… No olvidas por miedo volver a cometer los mismos
errores. Pero, así no es la vida
corazón… Eso es vivir con miedo a fallarte, o a fallarle a alguien más.
Ahora te pregunto, ¿estás
consciente de que no perdonar, no fluir, no olvidar, es vivir con base al
miedo? Y esos miedos van transitando la
vida contigo año con año… y entre más años pasan más grande el miedo… Y el 31
de diciembre de cada año te prometes que esas personas o situaciones de tu
pasado ya no te afectarán, pero… cuéntame, ¿cómo te ha ido?
Imagino que has “trabajado” mucho
en soltar algunas cosas y que has podido dejar atrás pensamientos, creencias y
emociones que ya no te servían, ¡¡Gracias a Dios!! Pero, ¿ya te sentaste a hacer una profunda
retrospección de tus miedos, ahora que está empezando el 2018? ¿ya te
sinceraste contigo? ¿Ya puedes cerrar los ojos y, desde la profundidad de tu
amor por ti y por Dios, puedes enviar Amor Incondicional a una por una de las
personas o situaciones que tu consideras que, a lo largo de toda tu vida, te
han hecho daño? ¿Antes de cerrar el año volviste a hacer el trabajo de perdón a
mamá y papá? ¿y qué tal el perdón a ti?
Nombro a mamá y papá porque ellos
son nuestros grandes maestros y a ellos hay que agradecerle muchos de nuestros
aprendizajes por lo que es recomendable hacer, las veces que consideremos,
ejercicios de perdón, reconocimiento y amor incondicional con ellos. Hablo del perdón hacia ti porque, todos los
días, nuestras emociones y creencias se ven afectadas por nuestras expectativas,
por lo que realizar ejercicios de amor incondicional hacia nosotros nos
sintoniza con el Creador y nos ayuda a abrir nuestros ojos del alma, para vivir
más conectados a la compasión.
El 30 de diciembre me reuní con
una gran amiga, y en el abrazo que nos dimos al encontrarnos me preguntó
¡¿hasta cuándo vamos a trabajar nuestras emociones?! Y la respuesta, según mi experiencia, fue, hasta siempre… a eso venimos, a evolucionar y… para evolucionar espiritualmente
estamos en un constante cambio y renovación de creencias, pensamientos,
sentimientos, emociones, etc. Te
explico, vivimos en un mundo dual, es decir, siempre en tu vida vas a encontrar
cosas buenas y cosas malas. Incluso, tu interpretación de lo bueno y de lo malo
es muy diferente a mi interpretación y cada una de las, alrededor, 7 billones
de personas que vivimos en este planeta tiene su interpretación. Por lo que sí,
te vas a encontrar con gente y situaciones que no te van a gustar y a la que,
probablemente no quieras perdonar. Por
lo que es normal que a veces sientas que es difícil perdonar o que esas
emociones que creías sanadas vuelvan, pero… a medida que vamos sanando nuestras
emociones estas situaciones van perdiendo valor y cada vez es mucho más fácil dejarlas
ir para seguir adelante en tu camino espiritual e ir evolucionando tu alma
hacia el Amor Incondicional. Y poco a
poco, a medida que este “trabajo” espiritual se va haciendo costumbre, nos
damos cuenta que ya no necesitamos perdonar, solo tomar consciencia de nuestra
compasión, esa que está conectada al Creador y que va revestida de Amor
Incondicional… Y cada vez que te veas envuelto en situaciones incómodas, el
resentimiento no se instala… se puede quedar un rato, pero tu amor es más
fuerte.
Ahora, si te niegas a perdonar,
es porque tu ego te hace creer que no puedes, porque, hasta ahora, esas
emociones negativas te han servido para impulsar tu crecimiento personal o
puede que te hayan servido para sentirte cada vez más víctima del mundo y te
han permitido “conseguir” la atención de los demás, y sentirte amado… Pero
cariño, no vinimos a este mundo a sufrir, ni a ser víctimas, ni a crecer
personalmente… a este mundo, según mi creencia actual, vinimos a conocernos
internamente para reconocer todas aquellas emociones que limitan nuestro
crecimiento espiritual y dejarlas atrás… vinimos a reconocer el Amor
Incondicional de Dios en cada uno de nosotros y en cada uno de nuestros
hermanos. Vinimos a soltar lastres
emocionales para crecer personalmente, pero, más importante aún, para crecer
espiritualmente. Vinimos a demostrarnos
que somos capaces de Amar Incondicionalmente aún por encima de la dualidad que
nos lidera. Por lo que te invito a mirar
dentro de ti y reconocer que no es difícil, es solo que tu no quieres y para
eso solo hay una solución… DECISIÓN.
Recuerda corazón, no es difícil,
solo toma la decisión de vivir en Amor Incondicional.
Como siempre, es un placer que nos encontremos semanalmente en este
camino que recorremos juntos en Amor Incondicional.
Nos leemos la próxima semana.
LO SIENTO...
por las memorias de sufrimiento que comparto contigo.
PERDÓNAME...
por haber unido mi camino al tuyo para sanar.
TE AMO...
por ser quien eres.
GRACIAS...
porque estás aquí para mí.
Mirtha Vásquez
Comentarios
Publicar un comentario